La
ciudad entera estaba de celebración, las calles parecían cobrar
vida propia, la fiesta del solsticio de verano había empezado con
fuerza.
Se
la conocía cómo la ciudad luminosa especialmente por el ambiente
mágico que envolvía la capital durante aquellas fechas. Etherian,
situada al noroeste del continente, atraía a cientos de viajeros de
todo el continente para maravillarse con la espectacular fiesta.
Aquella
noche en especial, se rumoreaba que cantaría una de las hijas del
mayor de la ciudad de Leroi. El acto simbolizaba un regalo, las
ciudades de Etherian y Leroi eran vecinas, compartían el reino, y su
vinculo amistoso era muy potente. La voz de la joven elfa era un
presente que los habitantes de Etherian recordarían con emoción.
En
el perfectamente adornado espacio circular – la plaza mayor- estaba
todo meticulosamente preparado para que la joven elfa subiera al
escenario y empezara a cantar. Otra elfa de avanzada edad, vestida
elegantemente y con un peinado complicado, empezó a tocar el arpa
marcando el inicio de una canción terriblemente hermosa. Entonces la
hija del mayor de Leroi, joven y de largos cabellos rubios, irrumpió
en el escenario de manera alegre y animada. Antes de empezar a cantar
expresó corporalmente lo magnifico que sonaba el arpegio de su
compañera. Todo el mundo aplaudió y enseguida se hizo el silencio
para escuchar la esperada actuación.
Gerir
Etherian se encontraba en la terraza de su taberna favorita ajeno a los
conciertos y a las actividades de la ciudad. El vino frutal que
habían traído para las fiestas era exquisito y el hijo del mayor de
Etherian no estaba dispuesto a moverse de su silla en toda la noche.
Para el arrogante elfo podían traer un auténtico gigante de hielo,
aún así, no abandonaría la compañía de sus amigos y del buen
vino.
Sin
embargo su interés cambio repentinamente cuando empezó a escuchar
la voz más hermosa que había escuchado en su corta vida. La voz
casi divina sonaba algo lejos, amplificada por los hábiles sabios y
su dominio del maná.
El
joven elfo se levanto de la silla y empezó a caminar hacia la plaza
central como si fuera víctima de un hechizo. Aquella voz aguda era
tan pura y placentera que había logrado revolver su estomago de una
manera que nunca nunca antes sentida. Jamás había escuchado a
nadie cantar igual y aquella voz lo enamoraba poco a poco, paso a
paso. Antes de llegar a ver a la joven cantante ya tenia claro que
quería ser su amante para toda la vida.
Menuda
sorpresa se llevó el elfo cuando descubrió que la voz que tanto lo
atraía provenía de aquella elfa alegre y despreocupada hija del
mayor de Leroi. El había escuchado los rumores, como todo el mundo,
pero nunca hubiera pensado que aquella voz tan especial fuera la de
la joven.
Pinris
canción de maná, dejó a todo el público anonadado. Cuando su
hermoso canto cesó el publico, en su totalidad, estalló en aplausos
y alabanzas. Se lanzaron flores en el escenario que la joven no dudó
en recoger alegremente y sin dejar de hacer reverencias a su
compañera del arpa.
Concretamente,
el joven Gerir Etherian, quedó tan prendido de la voz de Pinris que
pidió su mano al mayor de Leroi.
La
idea de una boda , entre el futuro mayor de Etherian y la segunda
hija del mayor de Leroi, entusiasmó a la nobleza de tal manera que
los jóvenes fueron prometidos sin la aprobación de la gran
cantadora.
Sin
embargo nadie habría llegado a sospechar, que la joven hermosa de
fina voz, escaparía de palacio para recorrer el mundo ella sola.
Nadie esperó tampoco que, Pinris canción de maná, se uniera al
gremio de los cazadores de Erfobos y dejara atrás, definitivamente,
la vida de privilegios y responsabilidades que la esperaban en su
ciudad natal.
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